domingo, 30 de marzo de 2014

Explorando México, las dos caras de la moneda

Explorando México, las dos caras de la moneda

„Haz de México el destino de tus siguientes vacaciones y prepara tus sentidos para una experiencia llena de magia, color y calidez. ¡Ven y enamórate de México!”- así intenta enganchar a los turistas la página web, www.visitmexico.com

En esta página hay de todo: un montón de fotos, actividades, promociones, lugares maravillosos, el viajero se enamora de México al instante. Y no podemos echarle la culpa porque México ofrece tanta maravilla que es imposible decir: „No, yo no quiero ir, gracias”.

México ofrece una diversidad de lugares porque posee muchos contrastes en cuanto a su geografía: zonas desérticas, pantanosas, tropicales, montañas y más de diez mil kilómetros de playa. El patrimonio histórico de México con más de 20 mil zonas arqueológicas precolombinas es muy importante también. La cocina mexicana es una de las más variadas y ricas del mundo.


Sin lugar a dudas, Acapulco es uno es uno de los destinos de playa más populares de México a nivel internacional. Es particularmente preferido para los viajes de luna de miel por sus hoteles de lujo, la atmósfera romántica, sus playas extensas, la vida nocturna y el excepcional clima tropical.


Pero este lugar paradisiaco tiene un lado oscuro que asombra su fama. De acuerdo con el Índice de Crimen Latinoamericano, elaborado por la publicación digital Latinvex, México es el tercer país más peligroso en Latinoamérica.

Entre las primeras 50 ciudades de la lista, para el que se tomaron en cuenta 189 países del mundo, se encuentran nueve ciudades mexicanas. La primera de ellas –y la segunda más peligrosa a nivel mundial- es Acapulco, con un promedio de 142.88 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Las otras ciudades, conforme su aparición en el registro, son Torreón, Nuevo Laredo, Culiacán, Cuernavaca, Ciudad Juárez, Chihuahua, Victoria y Monterrey. Brasil es el país que figura con más ciudades peligrosas entre los 50 primeros lugares, con 15. Es el único que está por encima de México.

Venezuela y Honduras encabezan la lista de los países más peligrosos de América Latina. La publicación explicó que esto es debido a que México tiene la tercera tasa más alta de secuestros, la séptima tasa más alta de homicidios, el mayor índice de robo de automóviles, la segunda tasa más alta de robo y además la cuarta tasa más alta de asaltos. 

El estudio destacó que el año pasado, las autoridades mexicanas registraron mil 695 secuestros, lo que representó un incremento anual de 20.5 por ciento. Sin embargo, expertos consultados por Latinvex señalaron que muchos secuestros no son reportados.

Algunos datos chocantes sobre los secuestros en México:
  • Aproximadamente 5 mexicanos son secuestrados cada día.
  • Los estados con mayor número de secuestros son: Distrito Federal, Guerrero, Baja California y Michoacán.
  • Las principales víctimas de los secuestradores son personas de conocida solvencia económica (empresarios, industriales, políticos, comerciantes, ganaderos, artistas) y los familiares de estos.
  • Más del 75% de ellos se soluciona con el pago del rescate.
  • El mayor rescate pagado de los últimos años es de U$S 50.000.000 en Ciudad de México.
  • Los lugares donde más comúnmente ocurren secuestros son en el trabajo o casa, restaurantes o sitios cercanos al domicilio.
Para su solución se requiere el diseño de nuevos programas, el sistema penitenciario debería ser reestructurado para ser capaz de combatir con la delincuencia, ayudar a las víctimas de los delitos, a los familiares de los detenidos, ayudar su reintegración a la sociedad. Se debería crear programas de prevención del secuestro, que llegue a todos las clases sociales e implementar actividades recreativas para los niños y jóvenes, sobre todo de aquellos que son más vulnerables a la comisión de delitos. Se tendría que elevar la voz de las víctimas en los medios de comunicación para generar una reacción en el delincuente, para llamar la atención y reclamar una institucionalidad que haga frente al delito cotidiano. 





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