viernes, 4 de abril de 2014

Una escapadita por Gran Canaria (Noémi Csuka)

Una experiencia por la cual todos deberíamos pasar – una vez en la vida por lo menos – es el sentir que todo el mundo está condensado en una isla pequeña. Echando un vistazo al mapa aéreo de las Islas Canarias, podemos ver una mancha redonda y aparentemente humilde entre los trozos de tierra en este segmento del Océano Atlántico. Al parecer, la isla de Gran Canaria no tiene gran significado ni por su valor social ni por el natural. Después del primer vistazo a los prospectos turísticos, sacamos la conclusión de que toda la isla es un paraíso de arena dorada y palmas con agua de azul turquí alrededor – una imagen típica de las islas del Caribe también. Sin embargo, hay que penetrar más hacia el centro de la isla – una tarea que resulta mucho menos fácil de que pensemos –, pero lo que podemos ver allí merece la pena.


Básicamente todas las partes de Gran Canaria se distiguen a base de los cuatro puntos cardinales. Al sur, nos sale al encuentro la imagen codiciada de un constante mar de flores, arena dorada y unas costas paradisíacas. Si no fuera bastante la cantidad de arena caliente para nosotros, podemos visitar la parte más sudoccidental que está cubierta por unas dunas de arena gigantes formadas por el viento de la Sáhara. Aquí se puede perderse de verdad entre las dunas, sentiendo que la serie de cumbres nunca terminará. Paseando por este territorio, tenemos la impresión como si la siguiente duna delante de nosotros fuera la última para encumbrar, mientras que hay por lo menos tres más detrás de ella. (En una situación como esta es muy tranquilizador saber que no estamos en la Sáhara misma y que sí que existe un final de la infinita serie de dunas deslumbrantes por los rayos excesivos del sol.)


En cambio, si pasamos al norte, nos encontramos con montañas cubiertas en las nubes, y el aire es mucho más húmedo. La vegetación es bastante densa, comparándola con la de la región meridional de la isla. Existen montañas grandiosas desnudas que hasta podrían aparecer en una película de extraterrestres como pirámides ancestrales. Por otra parte, las laderas de las montañas menos altas están cubiertas en una tela vegetal de varios matices del verde. No obstante, la planta más saliente es el plátano por lo cual el hombre siente como si estuviera en una isla caribeña en vez de una isla española cerca a Europa (aunque las Islas Canarias están más cerca del continente africano que del europeo).


A la parte occidental de Gran Canaria está la única “llanura” significante de la isla, encerrada por una fila de colinas suaves con las montañas del centro de la isla en el fondo. Esta colinas encierran varias fuentes que generalmente se secan por el calor del verano pero también pueden sobrevivir como arroyuelos cortos y casi invisibles en el bosque de hierbas altas. Los arroyos corren entre rocas desnudas y finalmente reúnen en pequeños pozos, los que serán absorbidos por las plantas sedientas por el calor constante del sol. Lamentablemente por aquí pasa la única carretera de la isla, destruyendo una raya enorme de la vegetación intacta. (Aunque casi todas las partes de Gran Canaria son habitadas, siempre podemos encontrar grandes trozos del territorio que son – o por lo menos parecen ser – vírgenes.)


Finalmente, al arribar a la parte oriental de la isla, tenemos que pasar por montañas casi desnudas, excavadas por el filo del viento peculiar, que constantemente viene desde el noroeste. Estas montañas están cubiertas generalmente por las plantas más famosas de las islas: los pinos canarios. Es posible también ver unos pinos aromáticos exactamente al lado de palmas delgadas, lo que nos da una sensación bastante exótica. En las valles, predominan los arbustos semi-desecados con pequeñas flores típicas de los prados. Los cactos también tienen una vida bastante floreciente entre varios tipos de hierbas, que atan la tierra polvorienta a las rocas mudadas de colores diferentes. (Si el viento puede penetrar estas valles, se puede observar también cómo toda la superficie se convierte en una duplicación de las tierras secas y arriscadas de las películas del oeste hasta con arbustos arrancados por el viento en las rutas – una escena de mal agüero que solamente carece de los dos vaqueros preparados para tirar.)


Todo bien considerado, la isla de Gran Canaria es un lugar que encierra varias regiones del mundo en sí desde los desiertos secos hasta los bosques verdes de aire húmedo, todo esto siendo junto al océano que es el último factor, la corona para la imagen de la isla con su extensión majestuosa de belleza incomparable.


(Las fotos son mías de una vacación familiar en 2010. Por suerte, voy a ir de nuevo a Gran Canaria el verano de 2015 con mi familia... simplemente no podemos llenarnos del carácter inimitable de esta isla.)


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